Obtención y elaboración de nuestros jamones

Cuando el cerdo alcanza el peso ideal, entre 165 y 180 Kg es el momento óptimo para su sacrificio, posterior despiece y elaboración de todos nuestros productos.

Al día siguiente del sacrificio del cerdo, los jamones y paletas se cortan en V ,“Estilo Serrano”, posteriormente comenzamos con el proceso de salazón que durara tantos días como kilos pese la pieza aproximadamente. Sobre la mitad del salado, las piezas se le dan la vuelta para que reciban uniformemente la sal. Durante este proceso, la temperatura y la humedad están controladas en todo momento.

Transcurridos los días de salazón, se elimina la sal lavando los jamones con agua templada y se trasladarán a los secaderos artificiales donde permanecerá entre 35 a 60 días para facilitar su deshidratación.

Una vez sacadas las piezas del secadero, serán trasladadas a los secaderos naturales con un mínimo aproximado de un año, para que el jamón sude y así comience a coger su textura y buqué característico que se redondeará, posteriormente en su bodega subterránea al menos otro año en el caso del jamón de cebo, y de dos años en el caso del jamón de bellota, hasta su estado óptimo de curación, dependiendo de su tamaño.

Obtención y elaboración de nuestros embutidos

Nuestros chorizos y salchichones se elaboran a partir de las partes nobles del cerdo ibérico.

Todos los animales son adultos y se han criado en las dehesas de base de hierba, restrojo y bellota, ya que un alimento adecuado para obtener unos embutidos tiernos y jugosos.

Se elaboran a partir del picado de las materias primas, maceradas en reposo junto con el resto de ingredientes y curadas en la bodega entre 70 y 90 días.

Los lomos también provenientes de animales adultos, criados en libertad y con la bellota como su alimento principal, son adobados a base de pimentón de la vera, sal, orégano, ajo y un toque de aceite de oliva, para darles una textura jugosa y suave. Pasarán entre tres y cinco meses de reposo en bodega hasta su perfecto estado de maduración.

Nuestros quesos

En cada uno de sus estados de maduración gozan de personalidad propia.

El queso curado, al corte, presenta una pasta de color blanco marfil, uniforme y sin cerco oscuro próximo a la corteza. En boca, es firme pero fundente, al mismo tiempo, posee la apariencia de uno joven, con sabor intenso elegante, característico en un queso de larga maduración con sabor profundo, largo retrogusto y persistente en el paladar.

El queso reserva, al corte, presenta una pasta característica de un queso añejo firme. No muestra la aspereza del queso viejo, pero sí mantiene la característica de este tipo de quesos, fundentes en boca, representándose como un queso reserva fuerte, limpio y aromático. COMO NUESTRO JAMÓN IBÉRICO DE BELLOTA que a los tres años de curación tiene sabor, aroma y una carne tierna y jugosa.